El análisis de Peralta, contempla la época en la que la exportación de capitales norteamericanos hacia América Latina cobró gran escala, a través de inversiones y/o prestamos, creando lo que Peralta denomina “intereses americanos” que estaban obligados a defenderlos y a protegerlos a como dé lugar; si no fueron a través de los desembarcos de “marines” como en el caso de América Central, lo fueron exigiendo a los gobiernos a quienes hacían los empréstitos o a las empresas o compañías para que contraten firmas constructoras norteamericanas o técnicos expertos y administradores de igual procedencia, exigencia que hasta en nuestros días permanece vigente y que evidentemente condiciona los préstamos y ahonda la dependencia del País deudor, muy bien lo puntualiza Peralta.
La denuncia, el mensaje a su pueblo, el grito a los cuatro vientos adquiere tintes dramáticos, cuando manifiesta José Peralta: … Ay del pueblo que recibe a estos precursores de la esclavitud!!! La charlatanería científico-económico, engaña a las mayorías, ansiosas de bienestar y progreso; los grandes empréstitos y el brillo de oro ciega, maniata y embriaga por completo a las delicias de un paraíso artificial… la política yanqui, transforma el dólar en grillete y la víctima de tan hábil felonía, aumenta el número de los siervos de la Gran República. Un gobierno incauto, cuando menos lo piensa resulta deudor de sumas enormes y toca en la incapacidad de satisfacer ni los intereses de su fabuloso crédito y como deudor insolvente, se convierte en esclavo mudo y ciego de su adusto y exigente acreedor. Los financistas alquilados, los asesores técnicos, han hecho estudios minuciosos de las riquezas del país, de los elementos de vida e índole del pueblo; se han apoderado insensiblemente de las fuentes de recursos fiscales, conocen su movimiento y secretos; en una palabra tienen en sus manos, todos los resortes de conquista necesarios, sin que los hacendistas criollos se hubiesen dado cuenta de ello. Los prestamistas y empresarios por su parte, cumplen los números del programa que les atañen: monopolizan gradualmente el Comercio y las industrias, sin dejarle al país ningún beneficio positivo, puesto que aun los brazos para la explotación 98, los capataces, los empleados de oficina, los víveres para alimentarlos, las telas para vestirlos, etc., son importados”. -Continua Peralta - …Ese pueblo sin ventura al que hábil, científica y paulatinamente se le ha privado de todo vigor, de todo elemento de vida, de toda independencia en el manejo de sus intereses, cae a la postre en franco tutelaje. La Gran República termina por declararlo incapaz de gobernarlo por sí mismo; la prensa estadounidense lo desacredita, pintándole como inepto y bárbaro, revolucionario y bolchevique (Sic), dilapidador y vicioso, en fin como un peligro para la paz, armonía y civilización de América. La República Modelo no puede ser indiferente a tamaña degeneración; y, en interés de la humanidad, asume el tutelaje de ese pueblo salvaje y se encarga de educarlo hasta su mayor edad… La administración de los bienes del pupilo, es lo principal en tan penoso cargo, siendo lo notable que la tutela debe prolongarse tanto más, cuanta mayor sea la riqueza del pueblo sometido a ella. Las estadísticas yanquis llaman a este paternal cuidado MANDATO ECONOMICO; teoría en pugna abierta con el obvio y natural concepto jurídico del contrato de procuración. ¿Porque dónde está el pacto? ¿Quién le confiere a este oficioso procurador los poderes necesarios para ejercer su cargo? ¿Qué es lo que constituye o se hace equivaler el acto mismo de encargarle a Norteamérica, la gestión de los negocios de Haití o Santo Domingo, por ejemplo? ¿Y cómo es posible que un INCAPAZ para valerse por sí mismo, pueda celebrar contratos y conferir mandatos? ¿Son expresos, son tácitos estos actos jurídicos? ¿Puede una nación por débil, por pequeña que sea, ejercer su soberanía por medio de una potencia extraña, como mandataria? La fuerza prima; la fuerza constituye derecho y el pretendido mandato unilateral, impuesto por el poderoso, tácitamente, usurpación hipócrita de los bienes de débil, del inerme, del indefenso, es la negación de todo principio jurídico, de toda moral internacional y privada… todo es suyo, todo está en sus manos, sin reclamo posible… Acaso no es un País conquistado por el omnipotente dólar y en actual ignominiosa tutela? Acaso no es una nación deudora que dio en prenda su soberanía, para obtener los enormes préstamos que han consumido y que le es imposible cancelar ahora? Y no es esto solo; el inmisericorde, el legendario Shylock, le cortará el moroso deudor, retazos de carne viva, palpitante; es decir, le cercenará el territorio, islas, puertos, fajas de tierra para canales, concesiones para colonización, anexiones, todo lo que codicie, bajo el pretexto de amortizar así, por lo menos en parte la deuda Nacional. ¿Lo dudáis yanquizantes?. Delante están cien ejemplos: mirad. Esta incruenta guerra de conquista se halla en todo su vigor… en la cual triunfará el imperialismo del dólar, si no abrís los ojos a tiempo y os apartáis del camino… ”99
La denuncia y el mensaje a las naciones latinoamericanas, se pone de manifiesto una vez más en la exposición de Peralta; evidentemente que su análisis no va más allá del aspecto formal, es decir describe cómo se presenta el imperialismo norteamericano en nuestros pueblos sin explicar mayormente las causas y sin identificar la naturaleza política y económica del imperialismo como fase superior del capitalismo, en todo caso su posición antiimperialista es ratificada.
Por otro lado, Peralta entra a exponer su pensamiento en materia económica, así analiza la significación de los créditos y la utilización que debe darse: “… no se diga que los adversarios de este sistema económico condenamos el crédito y rechazamos la inmigración de capitales extranjeros, juzgándolos generadores de ruina para el país: NO. La naciones pobres y pequeñas con mayor razón que las grandes y ricas, han hecho menester esos elementos de vida para su desarrollo y prosperidad; y mucho más si como en nuestras repúblicas hay inmensas riquezas inexplotadas, extensas tierras sin cultivo, etc, que permanecen inútiles para el progreso y engrandecimiento del país, cabalmente por falta de capitales y brazos extranjeros.
Pero el uso del crédito- así en el individuo como en las naciones ha de estar regido por la sensatez y la cordura, si no se quiere ir al fracaso económico más completo. El contraer deudas sólo se justifica… cuando –el dinero- se destina a empresas reproductivas, a la apertura de fuentes seguras de riqueza, a impulsar la producción en gran escala… Obtener empréstitos para satisfacer necesidades ficticias… improvisando obras brillantes, costosas e improductivas; cargarse de deudas ingentes con el fin de rodear de faustos y opulencia a los hombres del poder; para duplicar y triplicar los sueldos de genízaros que los sostienen, a despecho de la voluntad nacional; para galardonar a los partidos de la nación dominante, con pingües emolumentos, con inútiles empleos administrativos y diplomáticos; para hacer gala de despilfarro a guisa de esplendidez y grandeza, no es usar, sino abusar del crédito, por lo mismo sacrificar a la nación y precipitarla en la bancarrota 100 … el empréstito se debe contratar en una nación amiga; en una nación ajena a todo proyecto egoísta, a todo plan absorbente, a todo imperialismo económico, a todo abuso de la fuerza, a todo atropello del derecho y la justicia y sin que haya el menor margen para convertir el negocio en cuestión internacional… de ninguna manera se puede proscribir el crédito; pero se condena la manera como lo usan ciertos gobiernos de América, que están causando la desventura total de sus gobernados… 101
Peralta ambicionaba que los créditos deberían invertirse en la apertura y ampliación de nuevas empresas reproductivas “para impulsar la producción en gran escala”, logrando de esta forma una diversificación de nuestra economía, hasta entonces caracterizada por el monocultivo y volcada hacia el exterior, hacia afuera. Critica fuertemente el destino que se daban a los prestamos que se obtenían para “improvisar obras brillantes, costosas e improductivas”, para ampliar a los sueldos de una burocracia acólita a los gobernantes de turno, condena este “abuso” de los créditos para aparentar esplendidez y opulencia ante propios y extraños; llega a la conclusión de que por esta vía, se precipita al país a la bancarrota. El incremento de la deuda externa se constituirá entonces en nuestros países en una especie de “soga al cuello” y constantemente se tiene que recurrir a nuevos préstamos para cubrir los vencimientos de otros. En este sentido, Peralta se aleja ya del tradicional pensamiento liberal, y reclama cierta independencia, cierta identidad propia, cosa que le faltó y le falta a nuestras burguesías nativas que en su etapa de surgimiento y consolidación en el poder, pasaran a ser “socios menores” del imperialismo.
Para Peralta no escapa este hecho y lo puntualiza al decir “… el crédito como lo entiende la Gran República, es la esclavitud, la incondicional sumisión al dólar; el vasallaje a este soberano yanqui, que se arroga todos los poderes imaginables; que se pega a las naciones como un colosal e insaciable vampiro, que succiona hasta la última gota de sangre de los pueblos. El crédito no es más que el capitalismo yanqui que se extiende a manera de red en forma de empréstitos y empresas y lo abarca todo, se adueña de todo, aprisiona y devora todo lo que se enreda en sus estrechas mallas. Los tres reinos de la naturaleza llegan a ser propiedad suya; y los despojados pueblos mientras ostentan una prosperidad ficticia, gimen y se debaten en brazos de la miseria… ”102
El análisis de Peralta se acerca a lo que posteriormente se denominará la “Teoría de la Dependencia”, esto es la dominación incondicional de la metrópoli, los EEUU., el “capitalismo yanqui” como lo denomina él, término que representa una particularización de un fenómeno no desconocido por Peralta: el sistema Capitalista que aunque no entra en su análisis general, demuestra que sí estuvo dentro de su concepción y conocimiento.
Por otro lado, los esfuerzos que realizaban “las misiones financieras” como la Kemmerer, instaban a las naciones latinoamericanas a “modernizarse” abandonando los talones o patrón oro, el que no era “un sistema monetario apropiado a las condiciones y circunstancias de la era moderna “llamando a estabilizar el cambio internacional” en relación al dólar, propuesta que no se hará esperar y que entró en vigencia en casi todos los países latinoamericanos, de tal forma que el Dólar se convirtió así en la moneda que entraba a regular, a ser la referencia central en torno a la cual debía girar nuestras monedas, lo que en definitiva constituye como lo afirma Peralta “la incondicional sumisión al dólar” que perdura hasta nuestros días, marcando de esta forma nuestra dependencia que lógicamente tuvo su argumento legal y jurídico en las leyes que al respecto se dictaron en cada una de nuestras naciones. Por ejemplo en el caso ecuatoriano, la Ley de Monedas expedida en 1927 a raíz de la creación del Banco Central del Ecuador dice: “… Art. 1.- Este artículo conserva el nombre del sucre para la “unidad monetaria” del Ecuador. Reduce sin embargo “el contenido de oro fino del sucre”, de su peso actual de 0,73224 gramos equivalentes a la décima parte del contenido de oro fino de una libra esterlina, a 0,300933 gramos equivalente a una quinta parte del contenido de oro fino de un dólar de los EEUU… unidad de valor que eleva el tipo de cambio de S/. 2,0547 a S/. 5,00 por dólar… ”103. Vale la pena decir que los responsables de esta medida fue la misión Kemmerer, de procedencia norteamericana y fue “contratada” por el gobierno de ese entonces para que realizara los estudios y proceda a crear los organismos de control económico y monetario para la “reconstrucción económica del Ecuador”.
Conviene aclarar que en el caso ecuatoriano, muchos otros factores incidieron para que se de esta coyuntura, sin embargo no nos detendremos en ello en este trabajo, pero este elemento nos sirve para comprender mejor los planteamientos que Peralta realizó en su tiempo, las críticas que lanzó y que le valieron para que sea desterrado. El hecho descrito de ninguna manera es aislado, sino que responde a una estrategia que el Coloso del Norte desarrollaba a lo largo del continente, repitiendo lo de Peralta “a cada mutación del pensamiento de las agrupaciones norteamericanas, ha sido necesario retocar su doctrina”, su política hacia América Latina y ello se corrobora en la nueva situación.
Luego de la I Guerra Mundial, los Estados Unidos se convirtieron en la potencia mundial, los países y potencias europeas quedaron extenuadas, sufriendo los estragos de la guerra, prácticamente desapareció el peligro de cualquier intervención, de cualquier peligro eventual por parte de las naciones del viejo continente hacia América Latina; es más la correlación de fuerzas a nivel mundial sufrió un importantísimo viraje a raíz del triunfo de la revolución bolchevique en Rusia, la política exterior de los Estados Unidos y el trato que daba a las naciones de América Latina tuvo que cambiar como en efecto así fue.
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97 - PERALTA, José. Óp. Cit., págs. 21
- 22
98 - Eloy Alfaro dice que para reiniciar los trabajos en Bucay, “la compañía
empresaria hizo venir más de 4.000 peones de Jamaica, que presentaron en su
oportunidad buen concurso… ”, citado por Rafael Guerrero en “los Ingenios en el
Desarrollo del Capitalismo en el Ecuador, 1900 – 1954”. Óp. Cit., pág. 536
99 - PERALTA, José. Óp. Cit.,
págs. 22 - 24
100 - José
Peralta, ministro de Relaciones Exteriores en 1900, demandó del congreso, “una
regla para contrarrestar toda imposición que traten de hacer al Ecuador los
pueblos más poderosos”. Peralta entendía el problema y se proponía detener la
extorsión norteamericana”. Manuel Medina Castro en “La clausula de la Nación
más favorecida en las relaciones de EEUU., con América y el Ecuador, durante el
siglo XIX”. Memorias II Encuentro de Historiadores y Realidad Económica y
Social del Ecuador. Tomo I. Óp. Cit., pág. 356.
101 - PERALTA, José. Óp. Cit.,
págs. 44 - 45
102 - Ídem., pág. 33
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