martes, 27 de agosto de 2013

4.3.-LA NOCION DE “NUESTRA AMERICA” O LATINOAMERICANISMO

En 1876 varios países latinoamericanos, realizaron un cónclave de jurisconsultos que habría de sentar los fundamentos del derecho internacional americano. Invitado el representante de los EEUU, se negó a estar presente y más bien en 1881 el representante del Departamento de Estado de los EEUU, JAMES BLAINE, tomaba la “iniciativa” para convocar a un congreso interamericano, bajo los auspicios de Washington; el gobierno norteamericano decidió institucionalizar sus relaciones con el conglomerado latinoamericano y se realizó la convocatoria al congreso en 1888; en el, Blaine, expresó: … Aniquilemos en nuestro hemisferio el horror monstruoso de la guerra… dejemos a la Europa y el mundo bárbaro, si lo desean, que prosigan contemplando tales escenas de salvajismo… pero no permitamos más que ellas se continúen en nuestra América… ”75; dicho congreso promovido por los EEUU, además se orientaba a lograr”… medidas encaminadas a la formación de una unión aduanera americana que fomente en cuanto sea posible y provechoso el comercio recíproco entre las naciones americanas… ”76; sus objetivos no eran otros, que lograr cierta “reciprocidad comercial” que se acerque al libre comercio en gran escala, fue este congreso el que inauguró el decantado PANAMERICANISMO, que llegó a convertirse en el baluarte de la política exterior estadounidense frente a Latinoamérica, siendo la expresión política que traduce la fuerza expansiva del capital monopólico en momentos en que el imperialismo emergía en los EEUU, a finales del siglo XIX. 

Todo ello no era casual y es precisamente por estos tiempos que ya en Latinoamérica habían pronunciamientos que reclamaban la identidad de Nuestra América, pero independientemente de los EEUU Desde 1856 ya en Panamá, Justo Arosemena, afirmaba … Enhorabuena que el conjunto de pueblos a los que ligan lazos morales de religión, idioma, hábitos, vicios, y virtudes se tenga por nacionalidad bajo esos respectos. Yo entenderé siempre que si esos pueblos no establecen un Gobierno común, la nacionalidad política no existe… ”77 eran planteamientos de una idea para formar la nación hispanoamericana. Posteriormente en las Antillas, esta idea se vea reflejada en el pensamiento de Eugenio María Hostos, quien declara en 1868 … he de situarme en mi teatro de esa América a cuyo porvenir he consagrado el mío… cuando empiece para la América Colombiana la existencia completa del total desarrollo de sus fuerzas… ”78; en este sentido Hostos, fue el último en designar con el nombre de Colombia a Hispanoamérica.

De igual forma el venezolano Cesar Zumeta en 1899 publicó un libro titulado “El Continente Enfermo”, título bastante revelador, allí afirmaba… la era inaugurada para nuestra América con la victoria de Ayacucho, ha sido cerrada con las jornadas de Manila y de Santiago… los acorazados (de los EEUU) no discuten… el destino del continente aparece clausurado… ”79; junto con Rufino Blanco Fombona, iniciará una labor de denuncia y advertencia, llamado a la unidad continental e imprecaciones contra los abusos y avasallamientos imperialistas. Y no eran los únicos en Chile Juan Manuel Balmaceda, también reclamaba la unidad hispanoamericana, como lo hizo Betances y Luperon en centroamericana, Vargas Vila en Colombia y tantos otros. Pero a no dudarlo uno de los más importantes de estos “latinoamericanistas” es sin lugar a dudas el cubano José Martí, que en 1895 formó el partido Revolucionario Cubano junto con Máximo Gómez y Antonio Maceo, el decía … les hablo de los que hablo siempre; de este GIGANTE DESCONOCIDO, de estas tierras que balbucean… de NUESTRA AMERICA FABULOSA… para ella trabajo… ”80. Eloy Alfaro también merece especial mención en este aspecto.

Esta tendencia se orientaba también a oponerse al “panamericanismo” propuesto por los EEUU, la “reciprocidad comercial” planteada no significaba otra cosa que los países latinoamericanos debían vender sus productos a la gran nación del Norte, José Martí decía al respecto: “… el pueblo que compra manda, el pueblo que vende sirve; hay que equilibrar el comercio para asegurar la libertad; el pueblo que quiere morir vende a un solo pueblo y el que quiere salvarse vende a más de uno… ”81. El reactivamiento de la idea de integrar la nación latinoamericana, como se ve no fue simultanea, debido a las especiales circunstancias de cada caso. Hay que puntualizar el hecho de que en América Central, Las Antillas y el Caribe en este periodo tienen que luchar contra el colonialismo todavía vigente allí y así como enfrentar al agresivo expansionismo imperialista de los EEUU, en América del Sur, la lucha antiimperialista será lo que avivará la idea “Latinoamericanista” en algunos sectores radicales.

Los cambios que se habían operado en la base económica en América Latina y su vinculación al sistema capitalista internacional en condiciones de abierta dependencia, a ello corresponderá también cambios a nivel superestructural, especialmente en el plano ideológico, propiciado por las revoluciones liberales triunfantes; en México la Revolución liberal se dio en 1857, luego otros países también seguirán la misma ruta; casi en todos los casos, estos triunfos interesarán a los EEUU, y al interior de los países latinoamericanos, estará liderados por los “herederos desposeídos– los criollos-, por las nacientes Burguesías todas ellas ligadas a la agro exportación, la Burguesía Comercial en definitiva. En este mismo contexto surgirán exponentes de la intelectualidad, -por lo general-, representantes de la pequeña burguesía que “reflexionaron” sobre las nuevas condiciones que se daban e intentaron elaborar una “ideología” capaz de enfrentar el expansionismo norteamericano.

Es decir en el periodo de emergencia del imperialismo, tiene lugar en América una especie de “Fractura” en todos los niveles, … el carácter cualitativamente diferente que asume el capitalismo en su etapa monopólica, constituye la indispensable premisa que permite comprender la situación de continuidad, la clara y distinta fractura histórica que tiene lugar en el desarrollo de las sociedades latinoamericanas a finales del siglo XIX y principios del XX… ”82. Será en este proceso en que se organizarán partidos, en el sentido actual del término, propugnando programas con aspiraciones clasistas, sin llegar a conciliar la cuestión social y el problema nacional, sino que los planteaban aisladamente. Los “patéticos” llamados a la Unidad Latinoamericana”, dejaban de lado y sin mencionar el problema social. Pero así mismo surgirán incipientes organizaciones que ya comenzaban a vislumbrar los problemas sociales. En 1895 se funda en Argentina el Partido Socialista; en 1876 en México se había realizado el “Primer Congreso Obrero”; Martí en 1895, fundó el Partido Revolucionario Cubano casi todos ellos, sin lograr todavía una clara identificación en sus consideraciones y principios ideológicos.

Será en tales circunstancias en que José Peralta, emitirá sus ideas y pensamientos, coincidiendo con esta tendencia surgida en América Latina, haciendo un llamado a revivir el ideal de Bolívar; así dirá: … (Bolívar) puso gran empeño en la Unión Hispanoamericana, considerándola como la única salvación posible de las nuevas nacionalidades, amenazadas por dos formidables enemigos: el imperialismo europeo al presente y el imperialismo anglosajón en el porvenir… el libertador habló de hispanoamericanismo… ”83. Luego de reclamar la vigencia de este ideal, emitirá fuertes críticas a la política exterior implementada por los EEUU, y se convertirá en un ardiente antiimperialista, con una clara visión del problema en una época en que eran pocos, no solo en el Ecuador sino en América Latina los que hablaban sobre el asunto y detectaban la verdadera naturaleza del fenómeno.

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75 - Citado por SOLER, Ricaurte en. Op. Cit., pág. 11
76 - Idem. Pág. 22
77 - SOLER, Ricaurte. “La idea Nacional-Hispanoamericana del Liberalismo: Justo Arosemena”. Ponencia presentada en las Jornadas de Hist. De Nuestra América y III Encuentro de Historiadores lat. Amer., y del Caribe. Quito U. Central 1981, pág. 7
78 - SOLER, Ricaurte. “De Nuestra América de Blaine a Nuestra América de Marti”. Op. Cit., pág. 28
79 - Idem. Pág. 38
80 - Idem. Pág. 11
81 - GALEANO, Eduardo. Op. Cit. Pag.107
82 - Citado por SOLER, Ricaurte. Op. Cit., pág. 11
83 - PERALTA, José. Op. Cit., págs. 19 – 20

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