miércoles, 28 de agosto de 2013

1.2. EL CAPITALISMO DE LOS ESTADOS UNIDOS Y LA IRRUPCIÓN IMPERIALISTA

El capitalismo norteamericano, en efecto a partir de 1880 adquiere un carácter cualitativamente distinto; la velocidad de la expansión industrial y los inicios de la concentración monopólica, señalaban claramente las características imperialistas que adoptaba. Este proceso se daba cuando en América Latina, aún no se habían afirmado las soberanías políticas.

Las relaciones dependientes que se habían forjado respecto de la metrópoli se verán “actualizadas”, de acuerdo al nuevo carácter imperialista del capitalismo norteamericano, trastocando de raíz las posibilidades reales de una organización nacional o continental que habían surgido con anterioridad. “…  Marx en El Capital (1867), estimaba que a los EEUU, desde el punto de vista económico, podía considerárseles todavía como una colonia británica, pero en las décadas siguientes, en el marco de una política proteccionista y de una gigantesca acumulación propia de capitales, aquellas inversiones inglesas, simplemente coadyuvaron a la emergencia del imperialismo norteamericano… ”5. En tales circunstancias el desarrollo de las fuerzas productivas internas, la expansión al “oeste”, marcan un vertiginoso ascenso de su poderío.

“… En 1880, los EEUU, igualan la producción industrial de Inglaterra, para duplicarla en 1894. El peso específico de este poder económico se revela en 1896 – 1900 cuando Norteamérica exhibe el guarismo del 30 por ciento de la producción industrial a escala internacional y es ya la primera potencia industrial del mundo. Los efectos de estas transformaciones del capital internacional y de los EEUU, en particular, se hicieron sentir pesadamente en las economías latinoamericanas… ”6. A partir de 1888 EEUU, decide institucionalizar sus relaciones con el conglomerado latinoamericano y convoca a los países periféricos del continente a una conferencia con el fin de “analizar y discutir medidas encaminadas a la formación de una unión aduanera americana que fomente en cuanto sea posible y provechoso, el comercio recíproco entre las naciones americanas”, es decir se pretendía alcanzar una “reciprocidad comercial” que se acercara a un régimen de libre comercio en gran escala. Los EEUU “… mocionará esta unidad aduanera, el arbitraje obligatorio y la construcción de un ferrocarril que enlazara los distintos estados americanos… ”7. En síntesis aquí surgirá el decantado “PANAMERICANISMO” que muy hábilmente lo utilizara los EEUU, para posteriormente convertirlo en uno de los más formidables instrumentos de penetración en el continente.

“…  La construcción de ferrocarriles es en apariencia, una empresa simple, natural, democrática, cultural, civilizadora: así la presentan los profesores burgueses, pagados para embellecer la esclavitud capitalista, y los filisteos pequeños burgueses. En realidad los múltiples lazos capitalistas mediante los cuales, esas empresas se hallan ligadas a la propiedad privada sobre los medios de producción en general, han transformado dicha construcción en un medio para oprimir a MIL MILLONES de seres (en las colonias y semicolonias) es decir, a más de la mitad de la población de la tierra, en los países dependientes y a los esclavos asalariados del capital en los países “civilizados”… 8. Lo que los EEUU, pretendían era una verdadera “revolución” que canalizara en su favor el comercio latinoamericano, el cual se proponía dominarlo tanto en el nivel exterior como interior de estos países; por ello que la considerable inversión de capitales se orientara a crear “los intereses de los EEUU” en estas naciones, que posteriormente justificará sus incontables intervenciones en los países de América Latina.

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5 - Citado por Ricaurte Soler en “De Nuestra América de Blaine a vuestra América de Martí”. Articulo inserto en la Revista “Casa de la Américas” Nº 119. La Habana Cuba.1980. pag.12
6 - SOLER, Ricaurte. Op. Cit., pag.12
7 - Idem. Pag.22
8 - LENIN, V.I. Op. Cit., pag.6

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