miércoles, 28 de agosto de 2013
PRÓLOGO.
El autor de este trabajo estudió y se graduó en el Colegio Nacional “José Peralta” del Cantón Cañar, Provincia del Cañar; durante su permanencia en el plantel muy poco conoció quién fue realmente José Peralta: Se decía que fue un gran hombre, un político liberal y nada más. ¿Pero qué era “ser político”, y más aún “liberal” en ese tiempo? ¿Cuál fue la razón para que sus obras no hayan sido conocidas en su propia tierra? Han debido pasar varias décadas para que se presente la oportunidad de conocerlas, de intentar una interpretación de su Pensamiento, de conocer sus diversas facetas. Y he aquí cumpliendo parte de una tarea o, mejor dicho, iniciándola.
José Peralta constituye no sólo un hombre, sino una época caracterizada por crisis y cambios que se operaban a nivel de la estructura socio-económica y la superestructura jurídica, política y cultural, tanto en el Ecuador como en América Latina (1855-1937). Toda su obra y pensamiento, así como su trayectoria, se podría clasificar en cinco etapas:
PRIMERA.- Desde su nacimiento hasta las luchas contra Ignacio de Veintemilla, en su primera juventud. Ferviente católico y luego asimilando la doctrina liberal.
SEGUNDA.- Intensa actividad periodística, polemizador y difusor de la ideología liberal, durante los últimos años del gobierno de Veintemilla y sobre todo en el llamado período “progresista”.
TERCERA.- Durante el triunfo de la Revolución Liberal-Radical y su colaboración con Eloy Alfaro.
CUARTA.- Desde la desaparición de Alfaro, su combate a la fracción acomodaticia del partido liberal y a los llamados gobiernos “plutocráticos”.
QUINTA.- A raíz de la I Guerra Mundial, los acontecimientos del 15 de Noviembre de 1922, la Revolución Juliana, el fracaso de la misma, su destierro, hasta su muerte.
En esta oportunidad, el trabajo se refiere de manera específica a la quinta etapa de su vida, tratando de extraer y rescatar fundamentalmente EL PENSAMIENTO ANTIIMPERIALISTA DE JOSÉ PERALTA. Para ello, inicialmente, se trata de reflejar la situación y estado de desarrollo en que se encontraba el sistema capitalista mundial; luego la irrupción imperialista de los EEUU; la vinculación de América Latina y del Ecuador al sistema capitalista; los efectos de la Revolución Liberal y la situación del Ecuador a finales del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX. Luego se intenta bosquejar un esquema sobre el desarrollo del Pensamiento Social Ecuatoriano y de exponer sucintamente las diferentes facetas del pensamiento de José Peralta.
En la parte central se realiza una aproximación al pensamiento Antiimperialista de José Peralta, y en este sentido lo que se ha hecho es sistematizar o, si se quiere, “ordenar” las ideas de su pensamiento en contra del imperialismo norteamericano, de acuerdo a un esquema que lo considero importante para ubicarlo “en el tiempo y en el espacio”, tomando como base la trayectoria que ha tenido el desarrollo de las relaciones de los EEUU con América Latina, a partir de 1820, pero de manera primordial en la fase de la irrupción imperialista a finales del siglo XIX – 1880. Finalmente se intenta un “Ensayo de la interpretación del Pensamiento Antiimperialista de José Peralta”.
Se trata de una investigación bibliográfica, en donde por consiguiente abundan las citas de diversos autores. Todo ello se orienta a demostrar cómo José Peralta logró percibir y denunciar visionariamente los verdaderos intereses de los EEUU en sus relaciones con América Latina y el Ecuador; expone con asombrosa claridad sus peligros, los combate y cuestiona fundamentadamente, dando lugar a lo que posteriormente se convertirá en objetivo fundamental de la lucha popular en que se encuentran empeñados los pueblos latinoamericanos. La lucha antiimperialista no es reciente, data desde hace muchos años y pese a los intentos por esconder la obra y pensamiento de José Peralta, éste brilla con luz propia y reclama una mayor acción y comprometimiento por parte de todos los ciudadanos conscientes. Si los EEUU, aparecen figurados por el águila, Latinoamérica, en este plano, lo estaría por el cóndor y de allí que desde hace muchos años “EL CÓNDOR COMBATE AL ÁGUILA… ”
EL AUTOR
INTRODUCCIÓN
La irrupción del imperialismo de los EEUU, y su posterior expansión, generó un periodo de crisis en los diversos niveles, lo que avocó a una necesidad de reflexión por parte de quienes tenían a su cargo la percepción de los problemas de diversa índole, es decir de la intelectualidad en América Latina.
Este proceso de reflexión desembocó en la crítica a dicha política expansionista de los EEUU, y como bien lo anotan varios cientistas sociales, “la ciencia comienza o recomienza por la crítica” desde donde surgen nuevas actitudes mentales y nuevas hipótesis que conducen a la investigación que nieguen o las confirmen, las mismas que posteriormente sirven para establecer generalizaciones o leyes que, agrupadas, forman o reforman la ciencia que está en constante renovación. La consideración es válida también en el proceso de evolución de las ideas de los pensadores, de los intelectuales y de los hombres en general, y éste es el caso de José Peralta, cuya trayectoria y vida lo han convertido en uno de los autores más polémicos que ha tenido el Ecuador y América Latina; la multiplicidad de facetas de su pensamiento ha servido para que de él se hayan realizado los más variados comentarios, a veces diametralmente opuestos; obviamente que dichos criterios están relacionados con la posición ideológica o de clase de quienes lo realizan. Por lo general la mayoría de los estudios sobre diversos autores, pasan por alto el momento, la circunstancia histórica de la sociedad dentro de la cual le tocó vivir y ser protagonista. En el presente caso hemos centrado el análisis del pensamiento antiimperialista de José Peralta, faceta en donde asume una posición rigurosamente crítica; pero el esfuerzo quizá, también, está compartido en el afán de graficar la sociedad dentro de la cual se desenvuelve.
Tal vez se estén recorriendo caminos excesivamente trillados, temas ya conocidos o insistiendo en puntos, en cierto modo, elementales; sin embargo no se pueden inventar datos o lo que pudo haber dicho nuestro autor; sólo nos queda entonces encararlos bajo una nueva luz, es decir un nuevo enfoque que lo juzgo más verdadero. Peralta está ligado a la realidad de su tiempo por lazos materiales o subjetivos, directos o imperativos, y lo que es más, la propia estructura lógica de su pensamiento está condicionada por la estructura social que lo ha generado, esta realidad es siempre exterior a la conciencia y a las ideas y no se confunde con ellas; lo que hace el pensamiento y las ideas, es reflejar esa realidad. Consecuentemente su obra es la cristalización de un proceso social.
Sin embargo a momentos la retórica de Peralta se interna por peligrosos terrenos que hacen tambalear su ideología y su pensamiento, pero ello es un síntoma característico de los periodos en el que los cambios sociales y políticos se aceleran y ese momento está marcado por la agresiva expansión norteamericana que inicialmente sembró el desconcierto no sólo en los países latinoamericanos, sino incluso en el mismo interior de la nación norteamericana que se iba sin freno -como bien lo dijo Peralta en su tiempo-, al tratar de lograr la completa hegemonía en el Continente.
En estricto sentido, la investigación bibliográfica que se ha logrado sistematizar no se refiere únicamente al esfuerzo orientado a disminuir la ignorancia individual, sino a la búsqueda de algo nuevo, para agregar al fondo común de conocimientos de la Ciencia Social y en este caso del pensamiento Social Ecuatoriano.
EL DESARROLLO DEL CAPITALISMO HASTA LOS INICIOS DEL SIGLO XX
1.1. EL CAPITALISMO MUNDIAL
A partir del siglo XVI en que se opera la llamada “acumulación originaria de Capital”, los pueblos de ultramar fueron los proveedores de riquezas para el fortalecimiento y desarrollo del Capitalismo en Europa Occidental, pero no era España precisamente la beneficiaria en última instancia, a pesar de que tuvo el dominio colonial de la mayor parte de lo que hoy es América Latina; “España es como la boca que recibe los alimentos, los mastica, los tritura para enviarlos enseguida a los demás órganos, y no retiene de ellos por su parte, más que un fugitivo o las partículas que por casualidad se agarran a sus dientes.!Los españoles tenían la vaca, pero eran otros quienes bebían la leche!...”1
Efectivamente eran otros países europeos como Holanda, Francia, Inglaterra, Italia, quienes resultaban beneficiados con el saqueo de las riquezas extraídas de las colonias españolas de América. Las colonias de este Continente habían sido descubiertas, conquistadas y colonizadas dentro del proceso de expansión del capital comercial y una de las características de los siglos XVI y XVII, es la aguda lucha europea por la conquista del mercado español, que brindaba por añadidura el mercado y los metales preciosos de América. La actividad industrial y manufacturera era muy incipiente en España, situación propiciada por el sistema económico-social imperante; “quien se dedicara a una actividad industrial perdía automáticamente su carta de hidalguía… ”2. Las grandes riquezas extraídas de las colonias, antes que impulsar el modo de producción de las áreas coloniales, lo frenó; dichos excedentes económicos no llegaban a transformarse en capital en el interior de ellas.
“El descubrimiento de América y la circunnavegación de África ofrecieron a la burguesía en ascenso un nuevo campo de actividad… la antigua organización feudal gremial de la industria ya no podía satisfacer la demanda, que crecía con la apertura de nuevos mercados. Vino a ocupar su puesto la manufactura, pero los mercados crecían sin cesar; la demanda iba siempre en aumento ya no bastaba tampoco la manufactura. El vapor y la maquinaria revolucionaron entonces la producción industrial… ”3. Con la revolución Industrial en Europa, la producción aumentó considerablemente, lo cual propició un cambio en las formas de saqueo directo de las colonias, que serán utilizadas para exportar allí sus productos elaborados y extraer de ellas materias primas. Las industrias y manufacturas artesanales que existían en los países coloniales, son destruidas en beneficio de las industrias europeas que podrán, así, exportar sus productos acabados.
A finales del siglo XIX, el capitalismo arribará a un estadio monopólico; “… el capitalismo se ha transformado en un sistema universal de sojuzgamiento colonial y de estrangulación financiera de la inmensa mayoría de la población del planeta, por un puñado de países “adelantados”. El reparto de este “botín” se efectúa entre dos o tres potencias rapaces y armadas hasta los dientes que dominan el mundo… ”4. La exportación de capitales se agrega a la exportación de mercancías, es decir estamos ante la aparición del capital financiero como consecuencia de la concentración y centralización de capitales.
En tales circunstancias, los monopolios tienen cada vez mayores dificultades para valorizar sus capitales y el que lo obtienen de los bancos. Las tasas de beneficio son menos atrayentes, lo cual ejerce sus efectos; por consiguiente existían excedentes de capital, que no encuentran lugar para invertirse en el mismo seno de los países capitalistas y en condiciones de rentabilidad suficiente. La exportación de capitales se constituye así en el remedio provisional, para las contradicciones del sistema. Estas inversiones no se realizan solo en esferas capitalistas y en esferas precapitalistas, sino igualmente entre países capitalistas situados en niveles de desarrollo económico diferentes, tal es en el caso de Inglaterra en relación a los EEUU.
Mediante este proceso se dará un “desarrollo desigual” entre países capitalistas avanzados, y sucesivamente se fue dando la hegemonía de Holanda, Inglaterra y los EEUU, este último que a partir de 1880, emprenderá un agresivo desarrollo de expansionismo, hasta convertirse en el país capitalista más poderoso y dominante.
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A partir del siglo XVI en que se opera la llamada “acumulación originaria de Capital”, los pueblos de ultramar fueron los proveedores de riquezas para el fortalecimiento y desarrollo del Capitalismo en Europa Occidental, pero no era España precisamente la beneficiaria en última instancia, a pesar de que tuvo el dominio colonial de la mayor parte de lo que hoy es América Latina; “España es como la boca que recibe los alimentos, los mastica, los tritura para enviarlos enseguida a los demás órganos, y no retiene de ellos por su parte, más que un fugitivo o las partículas que por casualidad se agarran a sus dientes.!Los españoles tenían la vaca, pero eran otros quienes bebían la leche!...”1
Efectivamente eran otros países europeos como Holanda, Francia, Inglaterra, Italia, quienes resultaban beneficiados con el saqueo de las riquezas extraídas de las colonias españolas de América. Las colonias de este Continente habían sido descubiertas, conquistadas y colonizadas dentro del proceso de expansión del capital comercial y una de las características de los siglos XVI y XVII, es la aguda lucha europea por la conquista del mercado español, que brindaba por añadidura el mercado y los metales preciosos de América. La actividad industrial y manufacturera era muy incipiente en España, situación propiciada por el sistema económico-social imperante; “quien se dedicara a una actividad industrial perdía automáticamente su carta de hidalguía… ”2. Las grandes riquezas extraídas de las colonias, antes que impulsar el modo de producción de las áreas coloniales, lo frenó; dichos excedentes económicos no llegaban a transformarse en capital en el interior de ellas.
“El descubrimiento de América y la circunnavegación de África ofrecieron a la burguesía en ascenso un nuevo campo de actividad… la antigua organización feudal gremial de la industria ya no podía satisfacer la demanda, que crecía con la apertura de nuevos mercados. Vino a ocupar su puesto la manufactura, pero los mercados crecían sin cesar; la demanda iba siempre en aumento ya no bastaba tampoco la manufactura. El vapor y la maquinaria revolucionaron entonces la producción industrial… ”3. Con la revolución Industrial en Europa, la producción aumentó considerablemente, lo cual propició un cambio en las formas de saqueo directo de las colonias, que serán utilizadas para exportar allí sus productos elaborados y extraer de ellas materias primas. Las industrias y manufacturas artesanales que existían en los países coloniales, son destruidas en beneficio de las industrias europeas que podrán, así, exportar sus productos acabados.
A finales del siglo XIX, el capitalismo arribará a un estadio monopólico; “… el capitalismo se ha transformado en un sistema universal de sojuzgamiento colonial y de estrangulación financiera de la inmensa mayoría de la población del planeta, por un puñado de países “adelantados”. El reparto de este “botín” se efectúa entre dos o tres potencias rapaces y armadas hasta los dientes que dominan el mundo… ”4. La exportación de capitales se agrega a la exportación de mercancías, es decir estamos ante la aparición del capital financiero como consecuencia de la concentración y centralización de capitales.
En tales circunstancias, los monopolios tienen cada vez mayores dificultades para valorizar sus capitales y el que lo obtienen de los bancos. Las tasas de beneficio son menos atrayentes, lo cual ejerce sus efectos; por consiguiente existían excedentes de capital, que no encuentran lugar para invertirse en el mismo seno de los países capitalistas y en condiciones de rentabilidad suficiente. La exportación de capitales se constituye así en el remedio provisional, para las contradicciones del sistema. Estas inversiones no se realizan solo en esferas capitalistas y en esferas precapitalistas, sino igualmente entre países capitalistas situados en niveles de desarrollo económico diferentes, tal es en el caso de Inglaterra en relación a los EEUU.
Mediante este proceso se dará un “desarrollo desigual” entre países capitalistas avanzados, y sucesivamente se fue dando la hegemonía de Holanda, Inglaterra y los EEUU, este último que a partir de 1880, emprenderá un agresivo desarrollo de expansionismo, hasta convertirse en el país capitalista más poderoso y dominante.
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1 - Citado por Eduardo Galeno en “LAS VENAS ABIERTAS DE AMERICA
LATINA”. 24a. Edic. Edit. Siglo XXI, Colombia 1979, pag.35.
2 -
Idem., pag.39
3 - MARX-ENGELS.
“Manifiesto del Partido Comunista”. Edic. de Cultura popular S.A. México., pág.
31
4 - LENIN, V.I. “El Imperialismo, Fase Superior del Capitalismo” Edit.
Claridad. Guayaquil-Ecuador 1970, pag.7
1.2. EL CAPITALISMO DE LOS ESTADOS UNIDOS Y LA IRRUPCIÓN IMPERIALISTA
El capitalismo norteamericano, en efecto a partir de 1880 adquiere un carácter cualitativamente distinto; la velocidad de la expansión industrial y los inicios de la concentración monopólica, señalaban claramente las características imperialistas que adoptaba. Este proceso se daba cuando en América Latina, aún no se habían afirmado las soberanías políticas.
Las relaciones dependientes que se habían forjado respecto de la metrópoli se verán “actualizadas”, de acuerdo al nuevo carácter imperialista del capitalismo norteamericano, trastocando de raíz las posibilidades reales de una organización nacional o continental que habían surgido con anterioridad. “… Marx en El Capital (1867), estimaba que a los EEUU, desde el punto de vista económico, podía considerárseles todavía como una colonia británica, pero en las décadas siguientes, en el marco de una política proteccionista y de una gigantesca acumulación propia de capitales, aquellas inversiones inglesas, simplemente coadyuvaron a la emergencia del imperialismo norteamericano… ”5. En tales circunstancias el desarrollo de las fuerzas productivas internas, la expansión al “oeste”, marcan un vertiginoso ascenso de su poderío.
“… En 1880, los EEUU, igualan la producción industrial de Inglaterra, para duplicarla en 1894. El peso específico de este poder económico se revela en 1896 – 1900 cuando Norteamérica exhibe el guarismo del 30 por ciento de la producción industrial a escala internacional y es ya la primera potencia industrial del mundo. Los efectos de estas transformaciones del capital internacional y de los EEUU, en particular, se hicieron sentir pesadamente en las economías latinoamericanas… ”6. A partir de 1888 EEUU, decide institucionalizar sus relaciones con el conglomerado latinoamericano y convoca a los países periféricos del continente a una conferencia con el fin de “analizar y discutir medidas encaminadas a la formación de una unión aduanera americana que fomente en cuanto sea posible y provechoso, el comercio recíproco entre las naciones americanas”, es decir se pretendía alcanzar una “reciprocidad comercial” que se acercara a un régimen de libre comercio en gran escala. Los EEUU “… mocionará esta unidad aduanera, el arbitraje obligatorio y la construcción de un ferrocarril que enlazara los distintos estados americanos… ”7. En síntesis aquí surgirá el decantado “PANAMERICANISMO” que muy hábilmente lo utilizara los EEUU, para posteriormente convertirlo en uno de los más formidables instrumentos de penetración en el continente.
“… La construcción de ferrocarriles es en apariencia, una empresa simple, natural, democrática, cultural, civilizadora: así la presentan los profesores burgueses, pagados para embellecer la esclavitud capitalista, y los filisteos pequeños burgueses. En realidad los múltiples lazos capitalistas mediante los cuales, esas empresas se hallan ligadas a la propiedad privada sobre los medios de producción en general, han transformado dicha construcción en un medio para oprimir a MIL MILLONES de seres (en las colonias y semicolonias) es decir, a más de la mitad de la población de la tierra, en los países dependientes y a los esclavos asalariados del capital en los países “civilizados”… 8. Lo que los EEUU, pretendían era una verdadera “revolución” que canalizara en su favor el comercio latinoamericano, el cual se proponía dominarlo tanto en el nivel exterior como interior de estos países; por ello que la considerable inversión de capitales se orientara a crear “los intereses de los EEUU” en estas naciones, que posteriormente justificará sus incontables intervenciones en los países de América Latina.
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Las relaciones dependientes que se habían forjado respecto de la metrópoli se verán “actualizadas”, de acuerdo al nuevo carácter imperialista del capitalismo norteamericano, trastocando de raíz las posibilidades reales de una organización nacional o continental que habían surgido con anterioridad. “… Marx en El Capital (1867), estimaba que a los EEUU, desde el punto de vista económico, podía considerárseles todavía como una colonia británica, pero en las décadas siguientes, en el marco de una política proteccionista y de una gigantesca acumulación propia de capitales, aquellas inversiones inglesas, simplemente coadyuvaron a la emergencia del imperialismo norteamericano… ”5. En tales circunstancias el desarrollo de las fuerzas productivas internas, la expansión al “oeste”, marcan un vertiginoso ascenso de su poderío.
“… En 1880, los EEUU, igualan la producción industrial de Inglaterra, para duplicarla en 1894. El peso específico de este poder económico se revela en 1896 – 1900 cuando Norteamérica exhibe el guarismo del 30 por ciento de la producción industrial a escala internacional y es ya la primera potencia industrial del mundo. Los efectos de estas transformaciones del capital internacional y de los EEUU, en particular, se hicieron sentir pesadamente en las economías latinoamericanas… ”6. A partir de 1888 EEUU, decide institucionalizar sus relaciones con el conglomerado latinoamericano y convoca a los países periféricos del continente a una conferencia con el fin de “analizar y discutir medidas encaminadas a la formación de una unión aduanera americana que fomente en cuanto sea posible y provechoso, el comercio recíproco entre las naciones americanas”, es decir se pretendía alcanzar una “reciprocidad comercial” que se acercara a un régimen de libre comercio en gran escala. Los EEUU “… mocionará esta unidad aduanera, el arbitraje obligatorio y la construcción de un ferrocarril que enlazara los distintos estados americanos… ”7. En síntesis aquí surgirá el decantado “PANAMERICANISMO” que muy hábilmente lo utilizara los EEUU, para posteriormente convertirlo en uno de los más formidables instrumentos de penetración en el continente.
“… La construcción de ferrocarriles es en apariencia, una empresa simple, natural, democrática, cultural, civilizadora: así la presentan los profesores burgueses, pagados para embellecer la esclavitud capitalista, y los filisteos pequeños burgueses. En realidad los múltiples lazos capitalistas mediante los cuales, esas empresas se hallan ligadas a la propiedad privada sobre los medios de producción en general, han transformado dicha construcción en un medio para oprimir a MIL MILLONES de seres (en las colonias y semicolonias) es decir, a más de la mitad de la población de la tierra, en los países dependientes y a los esclavos asalariados del capital en los países “civilizados”… 8. Lo que los EEUU, pretendían era una verdadera “revolución” que canalizara en su favor el comercio latinoamericano, el cual se proponía dominarlo tanto en el nivel exterior como interior de estos países; por ello que la considerable inversión de capitales se orientara a crear “los intereses de los EEUU” en estas naciones, que posteriormente justificará sus incontables intervenciones en los países de América Latina.
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5 - Citado por Ricaurte Soler en “De Nuestra América de Blaine a
vuestra América de Martí”. Articulo inserto en la Revista “Casa de la Américas”
Nº 119. La Habana Cuba.1980. pag.12
6 -
SOLER, Ricaurte. Op. Cit., pag.12
7 - Idem.
Pag.22
8 - LENIN, V.I. Op. Cit., pag.6
1.3. INCORPORACIÓN DE AMÉRICA LATINA AL SISTEMA CAPITALISTA
La incorporación de América Latina al sistema capitalista mundial se va a dar en forma tardía, en los momentos en que éste había alcanzado su “fase superior”; este hecho necesariamente, “… plantea problemas peculiares, para la propia acumulación originaria de capital. Mientras en Europa el proceso se complementó y amplió con el excedente económico extraído de las áreas coloniales, que fluía a las metrópolis para convertirse allí en capitales; en América Latina, la acumulación originaria sólo podía realizarse sobre una base interna y lo que es más grave, afectada desde el principio, por la succión constante que esas metrópolis no dejaron de practicar por la vía del intercambio desigual, la exportación de superganancias e incluso el pillaje puro y simple en los países neocoloniales… Por eso el proceso de desarrollo capitalista en América Latina, va acompañado no sólo de un notable incremento de las inversiones extranjeras, más también de un significativo cambio en la orientación de las mismas… que apuntaban al objetivo: la dominación del comercio exterior y del comercio interior latinoamericano… ”9
La economía latinoamericana tenía dos funciones primordiales en lo que respecta a la acumulación originaria de Europa y EEUU: tenía que satisfacer la demanda de alimentos y materias primas baratas para economizar los elementos de capital en dichas regiones que fueron invertidos básicamente en el sector industrial, mientras que acá, en América Latina las inversiones que se hicieron se concentraron en los sectores agrícolas y extractivos, cuya productividad en la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX, era alta en cuanto producía para la exportación. Esta circunstancia a la larga, no exigió mayor desarrollo ni de la productividad, ni de las fuerzas productivas en general.
Hecho modular en el análisis de la estructura económica de América Latina es la formación de los Estados Nacionales luego de la independencia así como la configuración de su formación económico-social, de ninguna manera presenta una uniformidad y coherencia, que permita analizar sus particularidades de manera general o única, sus características van a ser diferentes en algunos casos. Lo evidente es la existencia de formaciones económico-sociales precapitalistas con rasgos semi-esclavistas, semi-feudales; en base a ello, Celso Furtado considera por ejemplo que en América Latina existieron … países exportadores de productos agrícolas de clima templado; países exportadores de productos agrícolas de clima tropical; y países exportadores de productos minerales… ”10
Por su parte Sumkel y Paz afirman que en América Latina lo que existió fue “… centros coloniales que serían México y Perú; las áreas de subsistencia que comprenderían regiones como Chile, Ecuador, el noroeste argentino y Centroamérica; las áreas vacías constituidas por la pampa Argentina y Uruguay y finalmente las áreas de subsistencia y plantación que englobarían a Brasil, Venezuela y el Caribe… ”11
Frente a las consideraciones expuestas, Agustín Cueva manifiesta que ellas “… omiten de manera sistemática el análisis de lo que es fundamental, es decir de los modos de producción articulados en cada formación económico-social, base sobre la cual se definen incluso las modalidades especificas de vinculación de tales formaciones con el sistema capitalista imperialista mundial… ”12 consecuentemente la determinación del carácter de la formación económico-social predominante en la región así como en los diferentes países latinoamericanos, aún continua siendo motivo de polémica.
Es evidente la existencia de rasgos precapitalistas al respecto; lo que interesa por ahora es determinar su gradual incorporación y/o vinculación al sistema capitalista mundial y en este sentido nos parece acertada la caracterización que Agustín Cueva hace, al decir: “… la transición se realiza de manera bastante similar a la que Lenin califico de “vía junker” y que nosotros denominamos vía reaccionaria u “oligárquica”. Parece claro que en el desarrollo de nuestro capitalismo agrario, existe una especie de uniformidad en la diversidad, dada por el hecho de que este desarrollo ocurre, salvo en contados puntos de excepción, de acuerdo con una modalidad que lejos de abolir el latifundio tradicional, lo conserva como eje de toda evolución… ”13
La conservación del latifundio, en el que progresivamente se iban incorporando trabajadores asalariados en coexistencia con modalidades serviles de explotación como la aparcería y la renta de trabajo por el uso de la tierra, constituirá aquello de la “uniformidad en la diversidad”; si se analiza el caso de la producción azucarera en Cuba, en el Caribe y otros países centroamericanos, en Brasil y en la costa del Perú; de igual forma la extracción del caucho en Brasil, la producción cacaotera en Venezuela, Ecuador y el mismo Brasil, la producción de café, el algodón en México y Brasil, precisamente en la etapa de vinculación al sistema capitalista mundial y al comercio internacional, se puede concluir coincidiendo con Agustín Cueva. A consecuencia de lo antes anotado, la implantación del monocultivo, la adopción del modelo agro exportador de productos primarios, de lo que ha sido calificado como “desarrollo hacia afuera”, posibilitara la inversión de capitales extranjeros en los países latinoamericanos, fundamentalmente de procedencia británica durante el siglo XIX y a finales del mismo, en calidad predominante, los de procedencia norteamericana. Tales inversiones se dirigían en otros países como Bolivia, Chile, México, Perú en áreas extractivas de minerales igualmente volcados a la exportación.
Otro hecho importante constituye, a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX las migraciones, especialmente europeas que se dan hacia países como México, Brasil, Argentina, Chile, Uruguay; migrantes que, aunque no en gran escala, introdujeron ciertas innovaciones en cuanto a la producción en incipientes talleres, industrias, e incidirá en un rápido crecimiento demográfico de las regiones antes citadas; los datos son elocuentes; “… México de 9.4 millones de habitantes en 1877 pasa a 15.2 millones en 1910; Brasil de 10.1 millones en 1890 alcanza 17.3 millones en 1900; Argentina de 3.6 millones entre 1890-94 pasa a 7.2 millones en 1910-14.
Consecuentemente los volúmenes de exportaciones y movimiento comercial se incrementan considerablemente, de manera fundamental como fuentes proveedoras de materias primas… ”14
Son esta diversidad de rasgos en donde coexistían formas semiesclavistas, semifeudales, semicapitalistas, los que generan una especie de “hibridez” en las relaciones sociales existentes al interior de cada país, lo que dificulta la determinación del carácter de su formación económico-social. En el plano de la estructura social, los efectos se traducen en un retardo de la configuración de un proletariado moderno, así como de una burguesía realmente moderna en estos países, pues la burguesía nace confundida y entrelazada en su origen y estructura con la aristocracia terrateniente.
A finales del siglo XIX tiene lugar un extraordinario crecimiento en la exportación e inversión de capitales norteamericanos en América Latina, lo cual permitirá a la nación del Norte adquirir notoria y preponderante presencia en nuestros países; sin embargo no eran los únicos, pues en menor escala, también se encuentran presentes los capitales ingleses. Mediante este proceso en América Latina se opera una etapa de transición, a través de la cual el modo de producción capitalista, se va imponiendo sobre las formas productivas anteriores, pero sin dejar de continuar “utilizándolas”; porque, “… el capitalismo no se implanta aquí mediante una revolución democrático-burguesa, que hubiera destruido de manera radical, los cimientos del antiguo orden y además porque nace subordinada a la fase imperialista del capitalismo… ”15. En tales épocas tiene lugar el robustecimiento de la gran “hacienda” tradicional-feudal y las modernas plantaciones fuertemente dominadas por la tecnología y capital extranjeros.
Será en esta etapa en que Estados Unidos volcará su atención hacia América Latina, propugnando una serie de medidas y aplicando una política proteccionista emulando a Inglaterra, así como la implantación de su “panamericanismo” y del libre Comercio, lo cual propició un frenético aumento en las importaciones que realizaban los países latinoamericanos, sobre todo artículos de lujo; además la exigencia de las élites gobernantes, obligaba a que, para construir obras, debía recurrirse a empréstitos que los gobiernos los firmaban, empréstitos que al poco tiempo generaban la necesidad de otros y de esta forma se iba hipotecando de antemano su destino, su libertad económica y la soberanía política, fortaleciendo la dependencia y propiciando lo que André Gunder Frank, denomina “el desarrollo del Subdesarrollo”.
Las reformas liberales que tuvieron lugar en la segunda mitad del siglo XIX e inicios del siglo XX en América Latina, responderá a los intereses económicos de las burguesías exportadoras, que consolidaran su dominio y prácticamente serán aceptadas como “socios menores del imperialismo”. Consecuentemente el deterioro de los términos comerciales de intercambio, creará difíciles condiciones en los países periféricos, en donde el malestar social y las justas protestas, serán acalladas por la prepotencia norteamericana que entrará de lleno en la aplicación de su política del “gran Garrote”; a base de intervenciones y desembarcos de “marines” cumplirá el papel de “pacificador” y adoptando poses de “potencia policía o gendarme” impondrá sangrientas represiones y apoyará regímenes dictatoriales de triste recordación. En este mismo periodo se establecerá una abierta lucha entre los intereses norteamericanos e ingleses por captar posiciones y mantener posiciones respectivamente. (Ver anexo Nº 1).
Los datos que a continuación se exponen, reflejan claramente la presencia de los capitales estadounidenses en América Central:
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La economía latinoamericana tenía dos funciones primordiales en lo que respecta a la acumulación originaria de Europa y EEUU: tenía que satisfacer la demanda de alimentos y materias primas baratas para economizar los elementos de capital en dichas regiones que fueron invertidos básicamente en el sector industrial, mientras que acá, en América Latina las inversiones que se hicieron se concentraron en los sectores agrícolas y extractivos, cuya productividad en la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX, era alta en cuanto producía para la exportación. Esta circunstancia a la larga, no exigió mayor desarrollo ni de la productividad, ni de las fuerzas productivas en general.
Hecho modular en el análisis de la estructura económica de América Latina es la formación de los Estados Nacionales luego de la independencia así como la configuración de su formación económico-social, de ninguna manera presenta una uniformidad y coherencia, que permita analizar sus particularidades de manera general o única, sus características van a ser diferentes en algunos casos. Lo evidente es la existencia de formaciones económico-sociales precapitalistas con rasgos semi-esclavistas, semi-feudales; en base a ello, Celso Furtado considera por ejemplo que en América Latina existieron … países exportadores de productos agrícolas de clima templado; países exportadores de productos agrícolas de clima tropical; y países exportadores de productos minerales… ”10
Por su parte Sumkel y Paz afirman que en América Latina lo que existió fue “… centros coloniales que serían México y Perú; las áreas de subsistencia que comprenderían regiones como Chile, Ecuador, el noroeste argentino y Centroamérica; las áreas vacías constituidas por la pampa Argentina y Uruguay y finalmente las áreas de subsistencia y plantación que englobarían a Brasil, Venezuela y el Caribe… ”11
Frente a las consideraciones expuestas, Agustín Cueva manifiesta que ellas “… omiten de manera sistemática el análisis de lo que es fundamental, es decir de los modos de producción articulados en cada formación económico-social, base sobre la cual se definen incluso las modalidades especificas de vinculación de tales formaciones con el sistema capitalista imperialista mundial… ”12 consecuentemente la determinación del carácter de la formación económico-social predominante en la región así como en los diferentes países latinoamericanos, aún continua siendo motivo de polémica.
Es evidente la existencia de rasgos precapitalistas al respecto; lo que interesa por ahora es determinar su gradual incorporación y/o vinculación al sistema capitalista mundial y en este sentido nos parece acertada la caracterización que Agustín Cueva hace, al decir: “… la transición se realiza de manera bastante similar a la que Lenin califico de “vía junker” y que nosotros denominamos vía reaccionaria u “oligárquica”. Parece claro que en el desarrollo de nuestro capitalismo agrario, existe una especie de uniformidad en la diversidad, dada por el hecho de que este desarrollo ocurre, salvo en contados puntos de excepción, de acuerdo con una modalidad que lejos de abolir el latifundio tradicional, lo conserva como eje de toda evolución… ”13
La conservación del latifundio, en el que progresivamente se iban incorporando trabajadores asalariados en coexistencia con modalidades serviles de explotación como la aparcería y la renta de trabajo por el uso de la tierra, constituirá aquello de la “uniformidad en la diversidad”; si se analiza el caso de la producción azucarera en Cuba, en el Caribe y otros países centroamericanos, en Brasil y en la costa del Perú; de igual forma la extracción del caucho en Brasil, la producción cacaotera en Venezuela, Ecuador y el mismo Brasil, la producción de café, el algodón en México y Brasil, precisamente en la etapa de vinculación al sistema capitalista mundial y al comercio internacional, se puede concluir coincidiendo con Agustín Cueva. A consecuencia de lo antes anotado, la implantación del monocultivo, la adopción del modelo agro exportador de productos primarios, de lo que ha sido calificado como “desarrollo hacia afuera”, posibilitara la inversión de capitales extranjeros en los países latinoamericanos, fundamentalmente de procedencia británica durante el siglo XIX y a finales del mismo, en calidad predominante, los de procedencia norteamericana. Tales inversiones se dirigían en otros países como Bolivia, Chile, México, Perú en áreas extractivas de minerales igualmente volcados a la exportación.
Otro hecho importante constituye, a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX las migraciones, especialmente europeas que se dan hacia países como México, Brasil, Argentina, Chile, Uruguay; migrantes que, aunque no en gran escala, introdujeron ciertas innovaciones en cuanto a la producción en incipientes talleres, industrias, e incidirá en un rápido crecimiento demográfico de las regiones antes citadas; los datos son elocuentes; “… México de 9.4 millones de habitantes en 1877 pasa a 15.2 millones en 1910; Brasil de 10.1 millones en 1890 alcanza 17.3 millones en 1900; Argentina de 3.6 millones entre 1890-94 pasa a 7.2 millones en 1910-14.
Consecuentemente los volúmenes de exportaciones y movimiento comercial se incrementan considerablemente, de manera fundamental como fuentes proveedoras de materias primas… ”14
Son esta diversidad de rasgos en donde coexistían formas semiesclavistas, semifeudales, semicapitalistas, los que generan una especie de “hibridez” en las relaciones sociales existentes al interior de cada país, lo que dificulta la determinación del carácter de su formación económico-social. En el plano de la estructura social, los efectos se traducen en un retardo de la configuración de un proletariado moderno, así como de una burguesía realmente moderna en estos países, pues la burguesía nace confundida y entrelazada en su origen y estructura con la aristocracia terrateniente.
A finales del siglo XIX tiene lugar un extraordinario crecimiento en la exportación e inversión de capitales norteamericanos en América Latina, lo cual permitirá a la nación del Norte adquirir notoria y preponderante presencia en nuestros países; sin embargo no eran los únicos, pues en menor escala, también se encuentran presentes los capitales ingleses. Mediante este proceso en América Latina se opera una etapa de transición, a través de la cual el modo de producción capitalista, se va imponiendo sobre las formas productivas anteriores, pero sin dejar de continuar “utilizándolas”; porque, “… el capitalismo no se implanta aquí mediante una revolución democrático-burguesa, que hubiera destruido de manera radical, los cimientos del antiguo orden y además porque nace subordinada a la fase imperialista del capitalismo… ”15. En tales épocas tiene lugar el robustecimiento de la gran “hacienda” tradicional-feudal y las modernas plantaciones fuertemente dominadas por la tecnología y capital extranjeros.
Será en esta etapa en que Estados Unidos volcará su atención hacia América Latina, propugnando una serie de medidas y aplicando una política proteccionista emulando a Inglaterra, así como la implantación de su “panamericanismo” y del libre Comercio, lo cual propició un frenético aumento en las importaciones que realizaban los países latinoamericanos, sobre todo artículos de lujo; además la exigencia de las élites gobernantes, obligaba a que, para construir obras, debía recurrirse a empréstitos que los gobiernos los firmaban, empréstitos que al poco tiempo generaban la necesidad de otros y de esta forma se iba hipotecando de antemano su destino, su libertad económica y la soberanía política, fortaleciendo la dependencia y propiciando lo que André Gunder Frank, denomina “el desarrollo del Subdesarrollo”.
Las reformas liberales que tuvieron lugar en la segunda mitad del siglo XIX e inicios del siglo XX en América Latina, responderá a los intereses económicos de las burguesías exportadoras, que consolidaran su dominio y prácticamente serán aceptadas como “socios menores del imperialismo”. Consecuentemente el deterioro de los términos comerciales de intercambio, creará difíciles condiciones en los países periféricos, en donde el malestar social y las justas protestas, serán acalladas por la prepotencia norteamericana que entrará de lleno en la aplicación de su política del “gran Garrote”; a base de intervenciones y desembarcos de “marines” cumplirá el papel de “pacificador” y adoptando poses de “potencia policía o gendarme” impondrá sangrientas represiones y apoyará regímenes dictatoriales de triste recordación. En este mismo periodo se establecerá una abierta lucha entre los intereses norteamericanos e ingleses por captar posiciones y mantener posiciones respectivamente. (Ver anexo Nº 1).
Los datos que a continuación se exponen, reflejan claramente la presencia de los capitales estadounidenses en América Central:
________________
9 -
CUEVA, Agustín. “El Desarrollo del Capitalismo en
América Latina”. Edit. Siglo XXI. 4ta. Edic. México 1980, paginas.67-68
10 - Citado
por Agustín Cueva. Op. Cit. Pag.102
11
- Idem. Págs. 102 – 103
12 -
CUEVA, Agustín. Op. Cit. Págs. 103 – 104
13
- Idem. Pág. 79 - 80
14
- FURTADO, Celso. “La Economía Latinoamericana,
desde la Conquista Ibérica hasta la Revolución Cubana”. Edit. Siglo XXI. México
1980. X Edic. Pag.68-69
15
- CUEVA, Agustín. Op. Cit. pag.79
16
- Citado por MURGA, Frassinetti Antonio en:
“Economía primario Exportadora y Formación del Proletariado. El caso
centroamericano (1850-1920)” ponencia presentada en las jornadas de Historia de
Nuestra América y III Encuentro de Historiadores Latinoamericanos y del Caribe.
U. Central. Quito junio 1981. Pag.18
2. EL ECUADOR A FINALES DEL SIGLO XIX E INICIOS DEL SIGLO XX
Luego de la muerte de García Moreno y hasta el triunfo de Eloy Alfaro, se producirán en el país una serie de avatares en nuestra política, pero la economía siguió un curso ascendente, la misma que se vio dinamizada, de manera fundamental, por la creciente exportación del cacao, aprovechando una demanda exterior de este producto por parte de los países industrializados de Europa, propiciando un modelo más coherente de acumulación en este sector, no así en la sierra que continuaba en un modelo económico de consumo doméstico, caracterizado por la producción agrícola, fundamentalmente cereales y una incipiente industria textil, imposibilitando así una producción mercantil realizable en la costa, por tanto en franca desventaja competitiva en relación a la misma costa (ausencia de vías de comunicación y transporte); la debilidad del comercio interno, lesionaba las posibilidades de una acumulación ampliada de la economía serrana y ello era compensado por el manejo que la clase terrateniente tenía del Estado y a través de este, se apropiaba de parte importante de los excedentes que genera la actividad agroexportadora de la costa, transfiriéndoles por la vía tributaria, de manera que pasaron a formar parte de los ingresos de la clase terrateniente, lo que le dará una capacidad de compra sobre las importaciones mucho más alta de lo que le permite el desarrollo de su comercio interno; todo ello apoyado en las fuerzas armadas y el peso de una ideología creada y difundida por el clero, así como el monopolio de los recursos humanos y materiales que poseía.
Paulatinamente la sierra pasó a cumplir el papel de abastecedora del sector en torno al cual comenzaba a girar la economía del país: La actividad agroexportadora, actividad que emprendió en una apertura al mercado y comercio exterior, y rápidamente se expandió; primero fue la demanda de cascarilla, del caucho y posteriormente del cacao, no requiriendo en consecuencia de un mercado interno para la realización de sus productos, e incluso para el abastecimiento de los medios de producción. Su principal problema radicó en la disposición de fuerza de trabajo necesaria para su producción, lo cual planteará una contradicción entre los terratenientes serranos y las fracciones de la naciente burguesía costeña.
La apertura al comercio exterior, significó considerables réditos para la costa; a la sierra no le era conveniente dicha apertura, porque ello iba en desmedro de sus intereses económicos y políticos en última instancia. La bonanza económica no se hizo esperar y es así como “… durante los años 1878 y 1879, el Gobierno Nacional tuvo un superávit total de setecientos treinta y tres mil ochocientos sesenta y ocho pesos… Una de las causas para este hecho fue la guerra del pacifico entre Chile-Perú y Bolivia… en 1879 el valor de nuestras exportaciones excedió al valor de las importaciones en más de 3 millones de pesos, saldo comercial que constituirá un récord, registrado hasta la fecha… ”17. Por ese año, se encuentra de gobernante Ignacio de Veintimilla, quien hacía frente a una fuerte oposición, pero pudo darse el lujo de “distraer al pueblo con libaciones y corridas de toros costeadas por el producto de las ventas de cacao… ”18. Los dineros, no fueron aprovechados, sino derrochados. En los años subsiguientes continuó en alza el apoyo del cacao, llegando a niveles importantísimos, como lo demuestran las siguientes cifras:
Estas circunstancias permitieron la consolidación de grupos dominantes en el litoral, de manera especial la burguesía agroexportadora, que en poco tiempo acumuló considerables riquezas que le permitió volcarlas a la actividad bancaria que, por cierto, se multiplicará en este periodo. Si en 1850 se había fundado el Banco Particular de Luzárraga y luego el de Descuento y Circulación, en 1884 se creó el Anglo Ecuatoriano que luego se convertirá en el tristemente célebre Banco Comercial y Agrícola de Guayaquil. En 1868 también fue creado el Banco del Ecuador; un poco antes surgieron el Banco de Crédito Hipotecario, el Banco Territorial, el Banco Internacional y otros, lo cual está demostrando la abundancia de capital financiero que se volcó a los Bancos. Por consiguiente el poder económico de la burguesía, estaba lo suficientemente afianzado, lo que hacía imprescindible la correspondencia política.
Mientras en la costa se estaba imponiendo relaciones capitalistas, en la sierra continuaba imperando las formas precapitalistas, y mantenía el poder político e ideológico en su poder. “… El partido liberal que expresaba los intereses de la burguesía agroexportadora-bancaria de la costa, presionará cada vez más fuertemente desde 1884 y llegará finalmente al enfrentamiento victorioso con los núcleos latifundistas de la sierra, luego del pronunciamiento del 5 de junio de 1895. En estas condiciones se va a celebrar la integración dinámica al mercado mundial… ” 20.
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Paulatinamente la sierra pasó a cumplir el papel de abastecedora del sector en torno al cual comenzaba a girar la economía del país: La actividad agroexportadora, actividad que emprendió en una apertura al mercado y comercio exterior, y rápidamente se expandió; primero fue la demanda de cascarilla, del caucho y posteriormente del cacao, no requiriendo en consecuencia de un mercado interno para la realización de sus productos, e incluso para el abastecimiento de los medios de producción. Su principal problema radicó en la disposición de fuerza de trabajo necesaria para su producción, lo cual planteará una contradicción entre los terratenientes serranos y las fracciones de la naciente burguesía costeña.
La apertura al comercio exterior, significó considerables réditos para la costa; a la sierra no le era conveniente dicha apertura, porque ello iba en desmedro de sus intereses económicos y políticos en última instancia. La bonanza económica no se hizo esperar y es así como “… durante los años 1878 y 1879, el Gobierno Nacional tuvo un superávit total de setecientos treinta y tres mil ochocientos sesenta y ocho pesos… Una de las causas para este hecho fue la guerra del pacifico entre Chile-Perú y Bolivia… en 1879 el valor de nuestras exportaciones excedió al valor de las importaciones en más de 3 millones de pesos, saldo comercial que constituirá un récord, registrado hasta la fecha… ”17. Por ese año, se encuentra de gobernante Ignacio de Veintimilla, quien hacía frente a una fuerte oposición, pero pudo darse el lujo de “distraer al pueblo con libaciones y corridas de toros costeadas por el producto de las ventas de cacao… ”18. Los dineros, no fueron aprovechados, sino derrochados. En los años subsiguientes continuó en alza el apoyo del cacao, llegando a niveles importantísimos, como lo demuestran las siguientes cifras:
Estas circunstancias permitieron la consolidación de grupos dominantes en el litoral, de manera especial la burguesía agroexportadora, que en poco tiempo acumuló considerables riquezas que le permitió volcarlas a la actividad bancaria que, por cierto, se multiplicará en este periodo. Si en 1850 se había fundado el Banco Particular de Luzárraga y luego el de Descuento y Circulación, en 1884 se creó el Anglo Ecuatoriano que luego se convertirá en el tristemente célebre Banco Comercial y Agrícola de Guayaquil. En 1868 también fue creado el Banco del Ecuador; un poco antes surgieron el Banco de Crédito Hipotecario, el Banco Territorial, el Banco Internacional y otros, lo cual está demostrando la abundancia de capital financiero que se volcó a los Bancos. Por consiguiente el poder económico de la burguesía, estaba lo suficientemente afianzado, lo que hacía imprescindible la correspondencia política.
Mientras en la costa se estaba imponiendo relaciones capitalistas, en la sierra continuaba imperando las formas precapitalistas, y mantenía el poder político e ideológico en su poder. “… El partido liberal que expresaba los intereses de la burguesía agroexportadora-bancaria de la costa, presionará cada vez más fuertemente desde 1884 y llegará finalmente al enfrentamiento victorioso con los núcleos latifundistas de la sierra, luego del pronunciamiento del 5 de junio de 1895. En estas condiciones se va a celebrar la integración dinámica al mercado mundial… ” 20.
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17-
CARBO, Luis Alberto. “Historia Monetaria y Cambiaria
del Ecuador”. Public. Banco Central. Imp. Cevallos Quito 1978, pág. 35
18 - Citado
por Agustín Cueva en “El proceso de dominación política en Ecuador” Edit.
Diógenes S.A. México 1914, pág. 115
19
- Citado por Pablo Estrella Veintimilla en “Entre
el pillaje del Oro y el Espejismo del petróleo” U. Cuenca 1977, pág. 214
20
- VELASC0, Fernando. “El Modelo Agroexportador
Ecuatoriano” Doc. Publicado por la Fac. Economía U. Central Quito.1979.pag. 29
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